Mientras la chica se estaba bañando apareció él solo con una toalla. Ella se imaginaba que debajo de esa prenda debía esconderse una gran polla, como casi todos los negros. Pero lo que jamás se imaginó es que se tratase de un rabo monstruoso, descomunal. Hasta el punto de que al vérselo no pudo evitar compararlo con su brazo. Y si, era más grueso que su brazo y casi más largo.
Intentó mamarle la polla mientras ambos ya estaban bien desnudos y no pudo, tuvo que parar porque aseguraba que le dolía la mandíbula. Era una polla demasiado gruesa. Pero aun así al final acabó penetrándola en el mismo cuarto de baño. Ya puedes imaginarte como se sentía la zorra con aquella inmensa verga moviéndose en su interior, no hacía más que gemir como una guarra.
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