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Las jovencitas no se lo podían creer, su profesor se acababa de sacar la polla en medio de la clase y delante de ellas. Los ojos de las chicas se abrieron como platos. Muchas veces habían hablado entre ellas del gran paquete que tenía su profesor, hasta se habían masturbado pensándolo. Pero no podían creerse que en realidad tuviera un rabo tan grande.

No le ve ni la cara, la zorra se queda en la misma postura sin inmutarse. Mientras tanto el tío juega con su culo inmóvil, o más bien su culazo. Se restriega en ella, le baja las mallas, le quita el tanga y comienza a follarle el coño por detrás. Ella sigue totalmente inmóvil, sin inmutarse mientras la está follando. Al final y su culo y su coño acaban totalmente corridos y cubiertos de semen… aunque ella sigue totalmente quieta mirando por la ventana.

La novia de su hermano estaba haciendo yoga en el salón y el tío se volvió loco con su culo. Es verdad que esos pantalones hacían que marcase un culazo perfecto, pero al fin y al cabo se trataba de la chica de su hermano. No obstante ni tan siquiera se molestó en pedir permiso, se abalanzó hacia ese trasero con idea de quitarle los pantalones y ver a la zorrita nalgona en pelotas totalmente. En cuanto le quitó los pantalones se dedicó a abrirle el ojete y el coño, estaba claro que iba a penetrarlo en cualquier momento. Y lo hizo, allí mismo se la folló hasta que decidió correrse en la boca. Seguramente eso relajaría mucho más que el yoga, aunque es posible que si su hermano se entera no le haga ni puta gracia.

Así es la zorrita de la chica que vive conmigo. Me gusta llamarla así, aunque realmente sea mi hermanastra. Un día la vi en la ventana de casa supuestamente atrapada, con todo su culazo en pompa. Me acerqué a ella y le hice unas fotos para hacer la gracia, pero de repente se me ocurrió algo. Si estuviera atrapada no podría hacer nada en el caso de que yo la desnudara y me la follara. Así lo hice, le bajé sus cortos pantaloncitos y después su tanga. Ella seguía quieta, sin hacer nada. Así que empecé a tocarle el chocho y a meterle los dedos. Ella me decía cosas, pero yo ni la escuchaba, estaba centrado en su raja caliente y húmeda. Momentos después agarré mi verga y se la metí entera en su coño.