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No te asustes, mi chica tiene 18 años y es mayorcita para saber lo que quiere hacer y lo que no. Desde que vio la película «perdona si te llamo amor» estaba obsesionada con repetir la historia, por lo que lo cierto es que me resultó fácil pasar cerca de su clase y conquistarla. Además, no es por presumir, pero económicamente voy bien y eso la puso cachonda.

El chico salió de caza como en tantas otras ocasiones y al pasar por un parque se encontró sentada sola a una jovencita jugando con su móvil. Era demasiado tentador, por lo que se acercó a la joven para hablar con ella. Pronto descubrió que era mucho más puta de lo que a priori parecía, por lo que la invitó a ir a su casa y ella aceptó. Una vez allí sentados en el sofá estuvieron hablando, pero obviamente ninguno de los dos quería perder el tiempo. La inciativa la llevó él y al poco ya estaba abriéndole de piernas para poder acceder a su joven coñito de 18 años.

La teen lo tenía claro, con una sola polla siempre se quedaba con ganas, por lo que necesitaba dos. Ella era una jovencita que estaba buenísima, ya sabes, la típica colegiala cachonda que siempre está pensando en el sexo. Por eso cuando le comentó a dos compañeros lo de hacer un trío ellos ni se lo pensaron. La zorrita comenzó masturbándose con un dildo, tenía su coño tan mojado que dejaba claro que estaba más que preparada para follar con ambos.

Ella era una chica tímida, hija de la novia del padre del chico. Llevaba poco tiempo en su nueva casa, pero pronto se dio cuenta de que tenía que seguir ciertas normas. El hijo del hombre se creía con derecho a todo, incluso de carnada. Solo por el hecho de vivir en su casa ella debía ser una chica sumisa y obedecer a todo cuanto ese chico le pidiera.

Eran compañeros de clase y de vez en cuando quedaban para estudiar. Pero ese día ninguno de los dos quería centrarse en los libros. Comenzaron a leer en la cama de la muchacha, pero pronto fue ella la que agarró su mano y se la llevó a una de sus tetas para que se la tocara. Estaba caliente la zorra, y el chico no tardó en desnudarla. Tras dejarla en pelotas se comió su coño e incluso llegaron a hacer un 69. Luego abrió sus piernas y se la empezó a follar, ella disfrutaba de verdad. De vez en cuando miraba su cara para comprobar lo bien que se lo pasaba la zorra mientras se la estaba follando. Eso aun hacía que se pusiera más caliente.

Con su ropa de colegiala y su mochila a la espalda salió de clase dando saltos, sabía que ese día su chico la recogería. Lo único que sus padres no sabían es que su chico doblaba su edad puesto que era un hombre ya maduro. Se la llevó en coche hasta su casa, el tío era de alto poder adquisitivo y su casa con jardín era envidiable. A la zorrita todo lo que tenía que ver con el dinero la ponía cachonda, y más aun si podía follar al aire libre. Allí en una de sus terrazas fue donde empezaron, se puede ver como la chica se desnuda y poco después le come la polla. Con esa cara angelical y sus bonitos ojos le estaba excitando mucho, tanto que ella se dio cuenta y se puso sobre él para que pudiera follársela. La penetró hasta el fondo y luego la puso a cuatro patas para seguir follándosela.

Pareció no enterarse de nada la zorra. Esta chica era una joven colegiala latina de 18 años a la que tuve la oportunidad de follármela gracias a su tremenda borrachera. Es cierto que ella y yo ya teníamos algo, pero aun así tras verla así no pude evitar ponerme cachondo y meterle mi polla. Empecé a desnudarla y a tocarla. Una vez estaba totalmente desnuda y aun sin enterarse de nada le metí mi tranca dentro de su vagina latina. No fue la única vez que lo hice, y en este vídeo podrás ver otra follada que le pegué a esta zorra mientras estaba dormida. Sinceramente me gusta más follármela así tan pasiva que cuando está despierta, y a ella no le importa en absoluto puesto que me deja hacerlo.

Muchas chicas tienen la fantasía de tener sexo con su profesor, y no son algo aislado. Fantasear con follar con un hombre maduro y con cierta autoridad es algo que hace que moje las bragas de la mayoría de las colegialas y jovencitas. Ella era demasiado puta como para dejar pasar aquella oportunidad, ya que se había quedado en clase a solas con él. Se acercó a su mesa y, con cara de viciosa, se sentó y comenzó a mirarle. El profesor estaba perplejo al ver a aquella colegiala hacer lo que estaba haciendo, se notaba que quería algo y no era precisamente una clase particular.

Esta jovencita es el morbo personificado. Acababa de cumplir 18 años e iba a un centro escolar religioso, con padres demasiado estrictos. Pero si que tenía muy clara una cosa, y es que se quería dedicar al porno. Fue así cuando esta colegiala española se puso en contacto con fakings, los cuales le propusieron hacer una prueba. Ya solo con ver a esta chica desnuda habría sido más que suficiente, pero por supuesto ya que estaban se la iba a follar hasta el final. Le quitó toda la ropa hasta dejarla en pelotas, que morbo tenía la zorrita. Después una vez se había desnudado al completo comenzó a follársela. Solo con pensar que tenía 18 años y que había ido a recogerla a clase yendo vestida con su ropa de colegiala le daban ganas de vaciarse dentro de su chochito.

En clase se encontraba solo su profesor de educación física cuando ella entró para entregarle lo que le había pedido. Desde luego la colegiala estaba realmetne buena, algo que no pasaba desapercibido a ojos de aquél hombre. De repente se lo rompió diciéndole que estaba todo mal, en realidad solo era una excusa para humillarla y así follársela. Primero la acorraló contra la pared y comenzó a tocarla, luego la tumbó sobre su mesa y le bajó las braguitas hasta llegar a su coño. Y así mismo en esa postura se bajó los pantalones mostrando su verga bien dura y la penetró. Poco después le quitó toda la ropa y la dejó totalmente desnuda sobre su mesa para así seguir follándosela, la chica disfrutó bastante de aquello, especialmente cuando se corrió sobre su vientre y pecho.

Tal vez ya la conozcas, pero si no es así merece la pena verla. Se llama Ainara, y es una de esas colegialas que todos deseaban follarse, pero que solo unos pocos lograron. A pesar de su corta edad sabía bien lo que se hacía y como montárselo con un tío, por lo que la chica empezó primero meneándole la polla, y luego abriéndose de piernas para que pudiera jugar con su coño.

Fue difícil para su tío resistirse a los encantos de esta dulce colegiala, una chica de 18 años que estaba ansiosa de probar el sexo con un hombre mayor. En realidad la diferencia de edad entre ambos no era muy importante, ya que el chico era el hermano menor de la familia. Pero aun así era unos cuantos años mayor que ella.

Castigados al final de clase como tantos otros jovencitos estudiantes, pero esta vez no iba a ser como otras. La zorrita no sabía que hacer para poner caliente a su compañero. Le hablaba, le tocaba, hasta se agarraba las tetas y usaba sus mejores posturas seductoras. Pero el muchacho no quería ni mirarla, estaba castigado por su culpa y no quería saber nada de esa chica. Pero la zorrita sacó su mejor arma, ponerse frente a él mostrándole su culazo con su tanga en el que se le podía ver medio coño. Ahí fue cuando el chico se fijó y no podía apartar la mirada, vaya culo tenía la putilla.

Aquella clase parecía aburrida, solo quedaban dos estudiantes. Una era una chica árabe bastante atractiva (eso hacía que la cosa se animase un poco más) y el otro era un chico bastante torpe en sus estudios. Pero todo lo torpe que tenía estudiando lo compensaba haciendo determinadas cosas, como por ejemplo metiendo mano a las chicas. Al ser la única de clase ni se lo pensó, apartó su faldita de colegiala y metió su mano hasta tocar su vagina. Esperaba alguna reacción de la jovencita, pero ella tan solo sonrió.

Su profesor era un universitario mayor que ella, estaba a punto de llegar y solo de pensarlo ya estaba cachonda. Sin cortarse comenzó a masturbarse delante de su ordenador portátil hasta llegar a un intenso orgasmo minutos antes de que llamase al timbre de su casa. Pero nada más verlo volvió a ponerse cachonda la zorrita, por lo que no pudo evitar intentar seducirlo a toda costa. Le dijo que iba a poner a punto su ordenador y descubrió toda la pornografía que esa zorra solía ver, por lo que al percatarse de lo guarra que era no tardó en sacarse la polla.

No es la primera ni será la última colegiala que acaba seducida por un hombre mayor al salir de clase y acaba en su casa. El hombre es presidente de una importante compañía y solo necesita pasearse con un buen coche por la puerta de universidades para llamar la atención de alguna que otra joven alocada en busca de poder social.

Esta chica no iba demasiado bien en clase, por lo que sus padres decidieron ponerle un profesor particular. Ella acudía a su casa habitualmente para así mejorar en sus estudios, pero en realidad ella solo podía pensar en sexo. Aquél día ni se lo pensó, quería su polla y la iba a conseguir. Se sentó encima de su mesa y dejó ver su entrepierna para ponerle cachondo, cosa que consiguió rápidamente.

La colegiala estaba sentada en la cama sin saber muy bien que hacía ahí, pero pronto el tío se lo indicó. Ella quería ganar dinero y sabía lo que tenía que hacer, acababa de salir de clase y fue directa al hotel donde la había citado. Una vez allí le dijo que se desnudara, ella lo hizo. El tío quería ver bien el producto por el cual había pagado, que por supuesto era ella. Empezó a tocar sus duras tetas de jovencita, lo cierto es que sus pechos eran impresionantes con dos buenos pezones. Tras verla bien desnuda le dijo que tenía que ganarse el dinero, por lo que la putita comenzó a comerle la polla. La chica estaba realmente mojada, le dijo que se pusiera encima y comenzó a follársela metiéndosela muy dentro de su chochito.

Fue una corrida bestial, una de esas descargas que solo se pueden hacer dentro del coño de una chica de 18 años. Fue a recogerla a clase, y nada más llevársela a casa ella sabía perfectamente lo que tenía que hacer. Comenzó a besar a aquella preciosa chica y a desnudarla, su encanto juvenil y su simpatía hacía que se volviera loco con ella, especialmente porque le sacaba unos cuantos años. Para ella tener sexo con un hombre mayor como él era algo muy morboso, una cosa que sin duda contaría a sus amigas, pero que pensaba disfrutar al máximo. Allí en el jardín comenzaron a follar, aunque no tardó mucho en llevársela a la habitación para terminar la follada en condiciones.