Las jovencitas consiguieron intimidar a su profesor, algo poco normal la verdad. Y es que sabían que no había nadie más, solo ellas y ese maduro que a ambas ponía cachondas. Así pues cuando el hombre se sentó entre ambas ellas comenzaron a hacer lo que mejor se les daba, que no era otra cosa que hacer las zorras. El hombre suplicaba que parasen, pero ellas no pretendían ni mucho menos dejar de hacerlo. Así que acabaron finalmente sacándole la verga mientras él se lamentaba por lo que iba a hacer. Las dos al mismo tiempo empezaron a chuparle la polla, entonces se dio cuenta del placer que suponía tener a dos hembras jóvenes a su disposición.
Pronto se animó y comenzó a llevar la iniciativa, comiéndose sus coños y posteriormente follándoselas por turnos tanto por sus coños como por sus culos. No pudo aguantar mucho más, casi tres cuartos de hora ya está bastante bien, así que acabó vaciándose en las nalgas de una de ellas mientras la otra esperaba que el semen chorrease hasta su boca.
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